¿Por qué es importante?
La adopción de determinadas posturas durante un largo periodo de tiempo, como por ejemplo en el trabajo, y los aspectos emocionales pueden influir en la higiene postural de cada persona.
Pues bien, en general debemos hacer la fuerza con la musculatura que está pensada para ello, es decir las piernas y el abdomen (faja natural que tiene el cuerpo para mantenerse erguido), en lugar de utilizar los brazos o la espalda. Esto significa que para levantar peso desde el suelo debo doblar las rodillas, cogerlo repartido con los dos brazos y lo mas pegado al cuerpo posible y si voy a coger algo de un estante alto debo subirme a un escalón para cogerlo sin tener que subir los brazos por encima de 90º de flexión.
En cuanto a cómo sentarnos para tener la mejor higiene postural posible es importante que la espalda se encuentre bien pegada al fondo del asiento y colocar los pies en un pequeño escalón de manera que podamos apoyar la columna lumbar en el respaldo de la silla. Si vamos a trabajar con un ordenador la pantalla debe estar a la altura de los ojos y los codos apoyados tanto para escribir en el teclado como para usar el ratón. También mejora la higiene postural y disminuye el dolor en las muñecas (posible síndrome del túnel del carpo) si el teclado o la alfombrilla del ratón tienen una almohadilla para mantener la muñeca en la posición más neutra posible.
Para dormir lo ideal es colocarnos de lado, en posición fetal, e ir cambiando de lado para no sobrecargar un hombro. Si es posible colocaremos una pequeña almohada entre las piernas para alinear las caderas. Debemos evitar dormir boca arriba o boca abajo ya que son posturas que afectan más a la higiene postural y pueden favorecer las lesiones en nuestra columna. Se recomienda cambiar de colchón cada 10 años y que este no sea blando, y la almohada debe ser la que nos resulte cómoda y adaptarse a la curva del cuello de cada individuo dentro de un término medio, es decir ni muy alta ni muy baja.
Hay otras posturas que afectan a la higiene postural y sobrecargan nuestra espalda como son mantenernos de forma estática mucho tiempo seguido de pie, por ejemplo, planchando. Para ello lo ideal es moverse o colocar un pequeño escalón debajo de la tabla y subir cada rato un pie. Otra actividad doméstica que altera nuestra higiene postural es sacar la ropa de la lavadora. En este caso lo más recomendable es sentarse en un escalón pequeño de manera que no sea necesario agacharse, sino que estamos con la espalda recta y apoyada o sino en cuclillas doblando las rodillas.
La niñez es una de las etapas de adquisición de habilidades motrices y es la etapa ideal para prevenir malas posturas. Durante este periodo el niño aprende a conocer su cuerpo y su entorno, generando conductas repetitivas, hábitos alimenticios y trastornos emocionales que afectan su salud. Por eso, los adultos deben tener cuidado con estos daños y corregirlos o que se produzcan lo menos posible.
En general debemos proteger siempre nuestra espalda, evitar posiciones mantenidas de forma estática durante mucho tiempo y fortalecer la musculatura de las piernas y el abdomen. En resumen, hay que tener cuidado y conciencia de cómo nos colocamos para hacer todas esas actividades diarias que se convierten en hábitos que deben ser saludables. Con todo esto nuestra higiene postural será lo más ideal posible.